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Mensajes 2000
Düren,
08.06.2000
El 8 de junio del 2000, rezaba en mi
casa ante la imagen de la Virgen María de Einsiedeln.
Durante la oración, allí repentinamente escuché
la voz de la Madre de Dios. Ella me habló así:
“Queridos hijos, Yo
os saludo y os bendigo en nombre de mi amado y divino Hijo
Jesucristo. Es Él quien os dona la bendición,
el amor y la salvación. Por encargo de mi Hijo vengo a vosotros.
Queridos hijos, reuníos
y orad juntos. Yo os he llamado a cada uno de vosotros. ¡Llamad el
nombre de mi divino Hijo! Mi deseo más profundo es que seáis perlas
vivientes de mi rosario. Sed mi rosario. Hasta la perla más pequeña
es muy importante, las que unidas se convierten en una oración muy
eficaz. Yo os hago esta llamada, pero
vosotros tomáis la decisión de seguir mi llamado.
Mi divino Hijo os pide que cada uno de vosotros tome
libremente esta decisión. Por amor vosotros deberíais decidiros por
Él.
¡Sé mi rosario vivente!
Düren,
03.07.2000
El 3 de julio del
2000, rezaba nuevamente ante la imagen de la Señora Negra de
Einsiedeln. Durante la oración escuché las palabras de la Madre de
Dios diciéndome lo siguiente:
“¡Toma tu lapicero y
escribe! Hijos míos, Yo os saludo y os bendigo. Vengo a vosotros por
encargo de mi divino Hijo. Yo soy la Virgen María, la Inmaculada,
María, la Madre de Dios.
Mira, lo que te he
preparado. Anda allí y cumple mi más profundo deseo, que también es
el deseo de mi divino Hijo. Él es la Gracia.
Gracia para vosotros, los que cumplís la voluntad de Dios.
Gracia para la iglesia, la casa de mi divino Hijo, y
Gracia para los servidores de mi divino Hijo, a quienes he llamado
al sacerdocio y a los que seguiré llamando. Construid un templo
divino en vuestros corazones y reuníos juntos en honor a Dios en la
casa de mi divino Hijo. Yo estaré con vosotros y cada uno sentirá mi
presencia, ésta es la voluntad de Dios. ¡Hijos míos, rezad, rezad y
llamad a mi divino Hijo.!
Düren,
25.07.2000
Durante mi oración
del 25 de julio del 2000 bajo la imagen de la Señora Negra, la Madre
de Dios de Einsiedeln, aproximadamente
a las 20.45 horas, nuevamente escuché la voz de la Madre de Dios.
Ella me dijo lo siguiente:
«Hijos míos, Yo os
saludo y os bendigo. Yo soy la Virgen María, la Inmaculada, María,
la Madre de Dios. Vengo a vosotros por encargo de mi amado Hijo. Mi
voluntad es la voluntad de mi amado Hijo Jesucristo, el Hijo de Dios.
Hijos míos, escuchad: No
desperdiciéis más vuestro tiempo aquí en la tierra. No dudéis más.
Cumplid la voluntad de mi Hijo, de esta manera, Él será para
vosotros vuestra salvación, la única y verdadera Gracia y la Gracia
que se os concederá, os dará la salvación y os colmará de
bendiciones. Hijos míos, Yo os hablo como Madre. Id a la casa de mi
amado Hijo y pedid allí humildemente.Yo estaré con vosotros.
Yo os sumergiré en mi Corazón, para que vuestras
almas se fortifiquen y se adornen tan solo con el Amor de Dios.
Preparáos, Yo os hago esta llamada, ¡Estad preparados!»
Sievernich,
07.08.2000
El lunes 7 de agosto
del 2000, tuvo lugar el primer encuentro de oración del Oasis Azul
de Oración en la iglesia parroquial de Sievernich.
Al comienzo sentí un gran calor. Luego la Madre de
Dios apareció allí durante la oración.
Ella estuvo vestida toda de blanco, en la parte delantera de su
túnica, sobre su pecho, tenía un corazón rodeado de una corona de
espinas. Ella estaba radiante y muy cariñosa.
A su derecha e izquierda vi dos columnas
hechas de rosas blancas. Detrás de Ella había una luz clara en forma
ovalada. Al principio (desde mi punto de
vista) Ella estaba al lado izquierdo del altar, luego estuvo
suspendida en el aire y vino hacia mí. Ella
me dijo:
“Yo os saludo y os
bendigo, hijos míos. Yo soy la Virgen María,
la Inmaculada, María, la Madre de Dios. Vengo a vosotros por encargo
de mi divino Hijo Jesucristo. Sentid como estoy por entero aquí con
vosotros. Me alegro que estéis en el Oasis Azul de Oración, de esta
misma manera, Yo estoy completamente en vosotros, vosotros, las
perlas de mi rosario. Vosotros sois pocos en este vuestro tiempo
terrenal. Pero mis palabras se propagan
por todo el mundo, y pronto hijos míos, ¡vosotros seréis muchísimos
rosarios! Vosotros estáis radiantes porque Yo
estoy con vosotros, vosotros, las rosas de mi rosario.
Tened piedad y rezad
por mis hijos. En especial por aquellos
que no encuentran el camino de mi amado y divino Hijo. Sed
misericordiosos con ellos, tal como mi Hijo lo fue. Mi venida tan
solo concierne a la iglesia. Lo que esté descompuesto y disperso, lo
unifico en nombre de mi amado Hijo de Dios.
Mis palabras, hijos míos, penetran en vosotros, en vuestras almas.
Yo os mezo en mi Corazón Inmaculado.
Sumergíos y sed copias de mi Corazón. La
Madre se adelanta a su divino Hijo. En
el mundo reina una gran pérdida de fe, pero hijos míos, Yo hago una
llamada a los míos, de la misma manera que Yo os llamo todos los
días. Estad alertas y rezad las perlas de la
gracia. Abridme vuestro corazón, y, de
la misma manera, mi Corazón estará abierto para vosotros.
Sievernich,
04.09.2000
El lunes 4 de
septiembre del 2000, tuvo lugar el segundo encuentro de oración del
Oasis Azul de Oración en la iglesia parroquial de Sievernich.
Sentí un gran calor,
y tuve la impresión de estar flotando en el aire. Luego vi a la
Virgen María de pie al lado izquierdo del altar de la iglesia
parroquial. Ella tenía puesto un manto color azul cielo, el cual la
cubría desde la cabeza hasta los pies y estaba estampado con rosas
doradas. Bajo su manto llevaba un vestido blanco. Sus manos estaban
juntas en oración, la cabeza ligeramente inclinada hacia abajo; sus
ojos estaban cerrados. Sobre su pie izquierdo tenía una rosa dorada.
Ella estaba rodeada de una luz dorada (que emitía rayos) en forma
oval.
Ella dijo:
“Yo os saludo y os
bendigo hijos míos. Soy la Virgen María, la Inmaculada, María, la
Madre de Dios.
Vuestras oraciones me
alegran mucho. Orad, perlas mías, alegrad el Corazón de mi divino y
amado Hijo Jesucristo.
Queridos hijos, Yo soy
vuestra Madre y os amo con todo mi Corazón. Yo estoy con vosotros.
Hijos míos, Yo os llamo a la oración, hablad con mi Hijo, hablad
conmigo. Orad, hijos míos, pues las tinieblas
reinan en el mundo. Vosotros, que vivís la tribulación, quiero que
sepáis que las lágrimas que derramo, son por Alemania. Pero antes de
que mi Reino mariano se complete y sea fuerte en el amor, este país,
que tanto amo, tendrá que sufrir mucho.
Sin embargo, cuando contemplo a Alemania, veo que el corazón de las
personas se ha alejado mucho de mi Hijo, No penseís que los mensajes
que di a los niños en Fátima han caido en desuso.
Mirad, es necesario que vosotros pidáis, que
supliquéis. Apaciguad a mi Hijo. Queridos hijos, buscad a mi Hijo
todos los días. ¡Comprended que es necesario !
Mi resplandor, mi fuego
de amor lo derramo sobre vosotros, sobre vosotros y en especial
sobre los sacerdotes que me han permanecido fieles.
Con mis lágrimas, lavo vuestros corazones, para
que de esta manera y por mí purificados, entren ante mi Hijo.
Que mi Corazón sea vuestro y que vuestro corazón sea
mío. Orad hijos míos, y que mis palabras
os conduzcan hacia mí, dondequiera que os encontréis.”
Sievernich,
02.10.2000
El lunes 02. de
octubre del 2000 (fiesta de los Stos. Ángeles Custodios) tuvo lugar
el tercer encuentro de oración del Oasis Azul de Oración en la
iglesia parroquial de Sievernich a las 17.30 horas.
Al principio
sentí mucho calor, luego vi (desde mi punto de vista) una nube
blanca al lado izquierdo del altar. Repentinamente, la Virgen María
estuvo de pie sobre ésta. Ella llevaba una túnica blanca y encima de
ésta, un manto color azul cielo estampado con estrellas doradas. El
manto, que era de una sola pieza, la cubría desde la cabeza hasta
los pies. Ella dijo:
“Yo os saludo y os
bendigo hijos míos. Vengo a vosotros por encargo de mi divino Hijo.
Me alegro mucho con vuestras oraciones.
Hijos míos, Yo os hago una llamada y de esta manera os invito a la
oración diaria.
Queridos hijos:
¿Qué haría mi Hijo si no tuviera sus mensajeros?
¿Qué haríais vosotros en una necesidad sin los
mensajeros celestiales? Hijos míos,
ellos os fortifican y os conducen por el verdadero camino de la fe.
Pensad en los Santos Ángeles. Ellos llevan a la tierra las
bendiciones de mi amado Hijo, las bendiciones del cielo. Las
tinieblas acosan tanto a los hombres, porque se han olvidado de los
los ángeles, sus mensajeros celestiales. ¡No os olvidéis de ellos!
Llamadlos todos los días, pues los mensajeros celestiales piden
incesantemente por vosotros ante mí y ante mi divino Hijo.
Queridos hijos, Yo estoy
por entero con vosotros. Sed fuertes, pues Yo
amo a mis hijos. El Espíritu Santo desciende sobre vosotros y os
sana de cuerpo y alma. Queridos hijos, no
perdáis el ánimo ¡Orad, orad ! Lo importante es pedir con vuestro
más profundo amor. Hijos, es muy
importante que vosotros estéis unidos con mi rosario.”
(Siguió un mensaje
personal)
“Para mi sacerdote:
Querido hijo mío,
sé prudente, pues no todas tus palabras, que son correctas y
verdaderas, las comprenden los hombres. Examina, tal como lo hacía
mi amado Hijo. Confía plenamente en Él.
Él te conduce, porque tú actúas completamente
en su nombre. Querido hijo, Yo veo tu
necesidad, y piensa que estoy contigo, tú no estás solo.
Queridos hijos, no
penséis que cuando vosotros acudís a mí Yo no veo vuestras angustias
y penurias. Vosotros me las entregáis en silencio, pero no penséis
nunca que vuestras súplicas se pierden. Yo escucho vuestras
peticiones y se las presento a mi amado Hijo.
En el día de hoy, iré a cada uno de vosotros y
tocaré vuestras almas. Seréis
bendecidos, seréis uno Conmigo y con mi divino Hijo. Orad, de esta
manera mi Hijo se dará prisa en socorreros, puesto que yo
intercederé por vosotros. Vuestras
necesidades, que son como espinas, las convierto en flores. Estad
plenamente seguros que os escucho y que estoy con vosotros.
Uníos hijos míos, sed mi rosario. Mi rosario
conservará y renovará la Iglesia, mi Iglesia y la de mi Hijo
Jesucristo. Nada será tal como vosotros lo conoceís en la
actualidad. Habrá grandes cambios en la Iglesia. Por esta razón, Yo
estoy con vosotros. Antes de que ocurran
los grandes acontecimientos que Yo predije en Fátima, muchos sucesos
pequeños tendrán lugar, éstos se introducirán furtivamente, pero mi
Hijo los permite para vuestra salvación.
Desgraciadamente, Él no os lleva por otro camino, pues la humanidad
se aparta cada vez más de Dios y muy pocos toman en serio mis
palabras. El materialismo es el ídolo del Apocalipsis que enceguece
el alma de los hombres, por eso hijos míos, estad atentos, con todo
lo que veáis y escuchéis y finalmente como penséis y como os
comportéis; pues las tinieblas están actuando mucho.
Por esta razón he venido a vosotros, me doy prisa
por socorreros. Queridos hijos, ¡Yo os amo mucho, no tengáis miedo,
estad con Dios! Pues siempre donde el Padre
está, están con Él el Hijo y su Madre y huyen todos aquellos que no
nos pertenecen.!”
Tras estas palabras,
pero aún durante la aparición de la Virgen María, se movió la
estatua del Niño Jesús situada en la parte superior del altar.
Él levantó aún más su brazo hacia
arriba, abrió su boca y empezó a hablar.
Desgraciadamente no pude entender lo que dijo. Más tarde, durante la
prédica de la santa misa celebrada por el Padre Kleemann, vi sobre
él unas letras del alfabeto hebreo en color dorado.
Sievernich,
06.11.2000
El lunes 6 de
noviembre del 2000, tuvo lugar el cuarto encuentro de oración del
Oasis Azul de Oración. Al principio sentí un gran calor. Poco
después apareció la Santísima Virgen María llevando puestos un
vestido blanco y un manto azul. En sus manos tenía un rosario
dorado. Ella estaba (desde mi punto de vista) al lado izquierdo del
altar. Sus ojos estaban radiantes, Ella dijo:
“Yo os saludo y os
bendigo, hijos míos, vosotros las perlas de mi Oasis Azul de
Oración. Yo soy la Virgen María, la
Inmaculada, María, la Madre de Dios. ¡Vengo a vosotros, a cada uno
de vosotros! Vuestras oraciones me alegran mucho, pero también veo
vuestros sufrimientos; Mirad: he venido en el día de hoy para
aliviar vuestros sufrimientos. Entregad vuestros sufrimientos a mi
divino Hijo y a mí, Su Madre. Cada uno
de vosotros recibe la bendición de mi amado Hijo. La voluntad de mi
Hijo es la de transformaros en Su Amor. Yo
transformo las espinas, que son vuestra carga, en flores. Yo os
transformo y os conduzco a mi Hijo, que vive en el Padre. Hoy he
venido para fortaleceros en cuerpo y alma. No estéis tristes, pues a
pesar que no me podáis ver, Yo estoy con vosotros. Tened la plena
seguridad, que ésta es la voluntad de mi divino Hijo.
Yo fortificaré mi Oasis Azul pues Yo estoy dentro de
vosotros.”
Mientras la Santísima
Virgen María pronunciaba estas palabras, se iba elevando en el aire
emanando de si misma luces de muchísimos colores, un colorido haz de
ellos se derramó sobre todas las personas allí presentes que estaban
en oración.
“Yo os envío mi
luz, que mis destellos os envuelvan, mis perlas de oración.
Orad y permaneced fieles a mi Hijo. El mundo no ve
con buenos ojos la oración ni la tampoco la valora debidamente. Pero
queridas almas, ¿No es solamente la oración la que os sana? La
gracia no se encuentra en el cumplimiento de cualquier forma de
oración, sino en la oración misma. Cuando vosotros oráis, habláis
con el Padre, con el Hijo, con la Madre. Tomad conciencia de este
hecho. Vivid cada día una nueva experiencia de esta profunda
conversación. Pongo mis palabras en
vuestras almas, que cada uno de vosotros reciba mis Gracias.
Yo os pido que recéis en especial por cada miembro
de vuestras familias, para que de esta manera, Yo pueda entrar en su
corazón. Aún cuando sea de una manera oculta,
encontraré el camino que me conduzca a ellos.
Vosotros, hijos míos,
solamente veréis como mi iglesia irá desapareciendo, pero la
generación más jóven, que necesita de la oración, renovará la
iglesia. Ved como las tinieblas planean una religión universal,
lejos de la verdad divina. Todo deberá unificarse, todo será
unificado profanamente, bajo la condición de encontrar paz y unidad
en el mundo, no habiendo ninguna diferencia entre las diferentes
religiones. En realidad esta religión es ficticia, tiene la
finalidad de poder manipular a los hombres con mayor facilidad.
Cuando este momento haya llegado, la tierra sufrirá revoluciones
violentas. En especial, este hecho afectará mucho a Europa, y esta
es la razón de mi venida. Ved ¿Cuántas
veces he aparecido en Europa? Pero que todos estos sucesos no os den
miedo, pues tienen que llevarse a cabo, para que mi divino Hijo
pueda regresar a vosotros y vosotros lo recibáis y lo reconozcáis
tal como un Rey se lo merece. Hijos míos, Yo
voy delante de mi Hijo. Que Dios os
bendiga.”
Sievernich,
04.12.2000
El lunes 4 de
diciembre del 2000, tuvo lugar el quinto encuentro de oración del
Oasis Azul de Oración en la iglesia parroquial de
Sievernich. Durante el rosario de los Santos Ángeles, vi un ángel
vestido de rojo que estaba de pie ante el altar.
Poco tiempo después, el ángel se arrodilló al lado
derecho del altar (desde mi punto de vista.).
Sus cabellos eran de color marrón, ligeramente
ondulados y le llegaban a la altura de los hombros.
Le salió al encuentro otro ángel vestido de blanco,
tenía los cabellos rubios que también le llegaban hasta los hombros
y se arrodilló al lado izquierdo del altar (desde mi punto de
vista).
Desde donde me
encontraba, al lado izquierdo del altar, pude ver cómo apareció la
Madre de Dios: tenía puesto un manto azul estampado con muchas
estrellas (un manto azúl océano con estrellas doradas) sus cabellos
eran largos y oscuros, Ella llevaba una túnica blanca y estaba de
pie sobre una media Luna. En sus manos tenía un rosario dorado, el
cual estaba hecho de rosas doradas. La Madre de Dios estaba llorando
y me dijo:
“Hijos
míos, Yo os saludo y os bendigo en nombre de mi divino Hijo
Jesucristo. Yo soy la Virgen María, la
Inmaculada, María, la Madre de Dios. Queridos hijos, consoladme con
vuestras oraciones. Mirad a mi amado Hijo, Su iglesia está en
peligro. Las ovejas no siguen más a su Pastor, quien las protege y
las ama, ellas siguen al lobo vestido con piel de oveja. Mis
sacerdotes, ¿Qué podéis hacer? No sigáis al lobo, permaneced fieles
a mi Pastor. Dios regala la vida y solamente Él, y escuchad bien,
solamente a Él le pertenece terminar –nuevamente esa vida aquí en la
tierra. Sólo Dios puede determinar el darles la vida terrenal y
recogerla para sí. El hombre se mide a si mismo en su egoismo y éste
lo conduce por caminos errados. ¡Permaneced fieles a mi divino Hijo
y a su Pastor!. Vosotros, queridos hijos, no tenéis otra
alternativa, no hay otro camino, si vosotros queréis seguir a mi
amado Hijo Jesucristo. ¿Deseaís seguir a mi Hijo de todo corazón? En
caso afirmativo, entonces estad a favor de la conservación de la
vida, en especial, la de los no nacidos. El diablo tienta y oscurece
el alma de las personas. Ellas no encuentran más el camino que los
conduce hacia mi divino Hijo.
Queridos hijos, Yo os
sano de cuerpo y alma. Yo lleno de luz vuestras almas, enciendo en
vosotros el fuego de amor de mi Corazón Inmaculado. Esa llama es el
Amor de mi Hijo para con vosotros. Cuanto más
peligre la iglesia, tanto más me aparezco aquí en la tierra.
Ved que Yo estoy en todas partes con vosotros, ésta
es la voluntad de mi Hijo. Ved, Yo estoy con vosotros y os amo. Que
mis palabras penetren en vuestros corazones y que mi Hijo derrame
sobre vosotros los rayos de su Misericordia. Aunque creáis que la
carga que lleváis es muy pesada, pensad hijos míos: vosotros lleváis
esa carga con mi Hijo, para mi Hijo. ¡Oh
hijos míos, aliviad a mi Hijo, llevad con Él su pesada cruz.
Llevadla con Él en el tiempo terrenal de espera y gozo. En este
tiempo terrenal orad por la iglesia. Orad por las familias. Yo deseo
conducir a la iglesia, a aquellos que me han permanecido fieles. Que
ellos no tengan miedo: los pongo bajo mi manto protector.
Yo deseo conservar
y proteger a las familias mediante la oración y el amor; Las
familias son muy importantes para mí. Yo deseo llevarles el amor de
mi Hijo Jesucristo. ¡Orad por las familias.!”
La Virgen María
flotaba sobre una nube aproximadamente a un metro de altura sobre el
suelo. De la nube caía una lluvia de oro la que, al caer sobre el
suelo, se transformaba en flores. Ella habló con la mano en alto:
”Yo os unjo para este
nuevo año terrenal.
¡Qué mi divino Hijo os
conduzca!
¡Qué Él permanezca con
vosotros y os proteja!
¡Qué Él os fortifique de
cuerpo y alma!
¡Qué Él abra vuestros
corazones y more en vosotros!
Queridos hijos, Yo estoy
con vosotros. Manteneos firmes en la voluntad
divina y en lo que es bueno.»
La Virgen María nos
bendijo con su rosario. La aparición retrocedió, se volovió cada vez
más pequeña hasta desaparecer. Unas letras
doradas quedaron sobre el altar: “María,
Madre de Dios.”
Durante el rezo del
rosario antes de la Santa Misa, San Charbel estuvo de rodillas ante
el altar rezando con nosotros. Durante
la Santa Misa vinieron: Santa Bárbara, llevando una túnica color
beige con bordes dorados y San Roberto Belarmino, con su hábito de
Monje con cogulla (capucha). Ambos rezaban.
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